Santa fe y La Carabina de Ambrosio

La Carabina de Ambrosio es una expresión latina de algo que no sirve para nada, o que no sirve para lo que está ideado, y que además no despierta ningún temor. Aunque no está documentado, es posible que el nombre de Ambrosio tenga su origen en la carabina inventada por el militar estadounidense Ambrosio Burnside, fabricada de 1857 a 1865, que era notablemente propensa a encasquillarse.

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Santa fe es la asimilación de la diferencias económicas en México mientras que su apariencia desea establecer similitudes con el exterior, como los procesos de homogeneización de la mayoría de las sociedades actuales. Esta pequeña aldea de edificios aislados, la novedad arquitectónica encerrada detrás de rejas, la calle como simple lubricante de esta gran máquina que genera actividad corporativa y vivienda elitista, comida, trabajo y lujo.
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Se ha dicho que Santa fe no tiene habitantes, pero hay más de 4,000 viviendas, distribuidas en 10 sectores (Cruz Manca, La Fe, La Loma, La Mexicana, Totolapa, Paseo de las Lomas, Peña Blanca, Bosques de Santa Fe y otros). Los más de 20 mil habitantes reales de la zona (descontando los 80 mil virtuales diarios, más de 10 mil estudiantes y 8 millones de visitantes al año) son suficientes para definir una población. Definitivamente Santa fe es autogobernada por fideicomiso y partida especial del Gobierno del Distrito Federal. Existe el Santafeño pero es anónimo, un extranjero incrustado en un país que le teme y le da regalos para subsanar la falta de coherencia entre la autoridad, la gente y el sitio, el gobierno democrático, el usuario y la infraestructura, la polis, la civitas y la urbs.
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Se ha dicho que Santa fe no tiene transporte público, sin embargo mi experiencia es contraria a esta apreciación, ya sea desde metro observatorio o desde tacubaya se llega sin problemas en 20 o 30 minutos, Vasco de Quiroga es una vía aún eficiente para este fin. Lo constatan las nuevas edificaciones habitacionales o de negocios que emergen en la zona popular del pueblo de Santa Fe con sus secciones de concreto robustas prometiendo derramar la prosperidad del centro de negocios hacia las colonias vecinas.
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Santa fe aporta una cuota de más de 10% del área total de oficinas de la Ciudad de México haciendo el sitio inherentemente corporativo de la región. Trabaja como mero accesorio los demás usos de suelo para una visión integral de su mercado, sin embargo requiere desarrollo urbano elemental, incorporación de usos, consolidación de funciones urbanas como las públicas por ejemplo.
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No es para deleznar la cantidad de rascacielos que han modificado para siempre el skyline de la Ciudad, ya que firmas internacionales y constructoras de todos tipos y tamaños se han encargado de mostrar que la inversión en México es selectiva. Una veintena de estructuras mayores a 100 metros hasta la fecha y treinta más para los próximos años hacen que sea la zona artificial más alta del país. El climax de la construcción de la Ciudad de México.
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No se si la gran vía propuesta es una ayuda para Santa fe, prefiero pensar que no. La redensificación del sur de la ciudad si lo es, la creación de zonas de negocios en otras partes de la ciudad es mejor trabajo de urbanismo que la conexión del sur con el poniente, un cinturón más grande para este obeso organismo Mexicano que si le damos más, más pedirá. Transformar la ciudad requiere de Gestión Creativa y eso implica hacer más con menos, aprovechar lo que hay y dejar la vieja manera de tirar lo viejo y construir algo nuevo porque es más fácil.

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Existen uno y mil comentarios sobre este distrito de negocios, esta isla de rascacielos en medio de la mediocridad de nuestro urbanismo, no me canso de pensar que seguirá creciendo y cambiando, cada vez que reviso sus calles veo nuevos edificios, cada edificio tiene nuevos pisos. Esta ciudad me obliga a estar pendiente de su construcción, sus usuarios, el panorama, la promesa y la realidad de un nuevo país a través de unos cuantos kilómetros cuadrados y unos 100 metros de altura.

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