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| Tisha me ha acompañado desde el principio del camino... |
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Nací en la Ciudad de México en 1974 y provengo de una
familia de clase media. Mis padres son profesionistas y me apoyaron lo
suficiente para estudiar en el IPN la carrera de ingeniero arquitecto. Hace más
de diez años vivimos en Villahermosa por motivos de trabajo. Fue aquí donde
conocí a Dios gracias al esfuerzo de mi padre quien me invitó hasta el cansancio
a asistir al templo. Posteriormente invitamos a mi Madre y ella es cristiana
bautizada también en JVE y radica en Tapachula Chiapas.
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El primer día en JVE me sorprendió la calidad del servicio y
la amplitud del edificio. La fuerza de la predicación del pastor Alex Ochoa y
sobre todo de la presencia de Dios a quien acepté sin dudarlo como principal
motivo en mi vida. Mi esposa Tisha me acompañó desde entonces al Templo.
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Un domingo llegué solo al culto y escuché un llamado a
arreglar la Misión de Teapa, me acerqué a Fabio Correa:
-Hermano
quiero participar, no soy muy bueno para pintar y eso... Pero soy arquitec…
-¡Ay, hermano
bienvenido, si claro! Qué bueno, ¿en qué célula estás?
-Mmm no estoy
en ningu…
-¡Aay,
hermaano, no te preocupes! ¡Te vienes a mi célula! Pero ¿ya estás bautizado?
-Mmm no, no
estoy…
¡¡Aaaay
hermaaano!! ¡No te apures ya te vamos a bautizar!
Así fue mi entrada a esta familia. Desde entonces me he
congregado casi ininterrumpidamente en la Iglesia, me he involucrado en algunos
ministerios y prácticamente desde el principio multiplicamos la célula 27 de mi
hermano Fabio y entonces fui líder de célula, primero la 157 en Miguel Hidalgo
y ahora de la 471 en Jardines de Villahermosa. Fui supervisor y subcoordinador,
sin embargo al entrar a estudiar la maestría en Distrito Federal me fue
imposible continuar con este cargo sin embargo sigo desempeñándome como líder.
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Hay un evento importante que quisiera compartir y es el día
que cambió para siempre mi vida cristiana. Fue cuando decidí fusionar toda mi
vida profesional con la ministerial. Antes de lograr la plenitud de mi vida
cristiana debo decir que me iba muy mal en lo económico: la compañía
familiar casi en quiebra, no teníamos clientes, como tenía que atender la
empresa familiar no podía conseguir un trabajo, estaba casado y armando mi
hogar, pero sin casa propia así que tenía que pagar renta. Acostumbrado a ganar
buen dinero tuve problemas incluso para la subsistencia básica. Cuando llegué a
JVE estaba en una muy seria disyuntiva sobre si me quedaba en Villahermosa a
buscar una solución o me regresaba a DF donde tenemos un departamento y me
ahorraría al menos una renta. Me quedé en Tabasco solo porque no podía pagar la
mudanza que recuerdo que era de 11 mil pesos. Pedí a Dios que me enseñara la
salida, esa fue mi petición en mi primera visita al templo.
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Así conocí al pastor Carlos Ochoa, quien me platicó de sus
planes para construir la fachada del Templo que tenía solamente la nave y una
apariencia de bodega como algunos recordarán. Empecé a trabajar con él día y
noche ajustando el proyecto que tenía en mente y cuyos planos en inglés y
maltratados eran imposibles de usar para la construcción. En esas pláticas pude
aprender de primera mano el evangelio y las instrucciones para mi vida cristiana,
lo hice de la mano de los mejores e intensivamente.
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El 1 de Julio de 2005 después de revisar la economía de la
primera mitad de año me di cuenta de un vacío muy grande no solo en las
empresas sino en mi vida espiritual, la sensación de no estar a cuentas: Hice
un esfuerzo colosal y preparé en una noche un documento que llamé Plan Nehemías
para llamar a las iglesias a que construyeran o mejoraran su templo a través de
un ministerio de construcción autofinanciándose un proyecto económico pero bien
documentado.
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Al principio éramos Tisha y su servidor, luego se
unieron más y llegamos a ser hasta diez proyectistas de instalaciones
religiosas siempre con el corazón dispuesto, siempre buscando la calidad y
algunos de nosotros trabajando sin solicitar pago, solo donativos a la
organización y ofrendas estrictamente voluntarias. Este es el espacio donde
reconocemos su esfuerzo y dedicación a los que nos han creído y han dejado
algunos la comodidad de su trabajo para seguirnos en esta aventura a lo
desconocido… lo mejor está por venir.
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En adelante Dios nos preparó un camino de victorias que nos
llevó a participar más de 30 proyectos de templos cristianos. Algunos de ellos
muy pequeños y el más grande para 7500 personas, al principio en la ciudad, luego
municipios como Cárdenas y Macuspana, luego estados como Oaxaca y Yucatán,
luego países como Venezuela y República Dominicana. La construcción de nuestros
diseños sin embargo ha tomado tiempo debido al tipo de financiamiento que
conviene a las congregaciones que es la ofrenda pro-templo anual, mecanismo
exportado de JVE para el mundo.
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Fue tal el éxito del Ministerio Nehemías (así lo bauticé al
presentarlo al pastor) que casi cometo el error de dejar de lado mi clientela
secular que me seguía solicitando trabajos hasta que un día me di cuenta que el
balance entre actividades ministeriales y seculares dan como resultado un
desarrollo adecuado de nuestro camino cristiano.
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Mi esposa Tisha y yo nos dedicamos a diversos negocios como
la consultoría, la capacitación pero principalmente proyectos y construcción.
De la mano de Dios hemos logrado resultados fenomenales, como reuniones
privadas con importantes políticos, la posibilidad de estudiar una maestría en
urbanismo en México y Barcelona y la más reciente satisfacción que es la
exposición de tres de nuestras obras tabasqueñas en el Palacio de Bellas Artes
de la Ciudad de México.
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Un comentario de índole personal que no quiero dejar de lado
es la expectativa que tenemos Tisha y yo de tener niños, ya que llevamos diez
años de casados sin embarazarnos. Algo que en el mundo es una gran aflicción
para nosotros no lo es tanto, mucha gente habla y dice cosas sin sentido que
podrían lastimar a cualquiera, no los juzgamos ni nos molestamos ya que la
paciencia es un don que Dios nos ha dado en torno al asunto familiar. Dios ha
dado en la Biblia muestras de su infinito poder con Abraham y Sara,
Elcana y Ana… Zacarías y Elisabet. Estas parejas se encuentran en testimonios
escritos, pero en JVE hay testimonios vivos igualmente gratos. Dios tiene la
última palabra.
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Debo decir que este tiempo de paz y bienestar se ha logrado
por obra divina y sin dejar de lado actividades celulares que cada semana nos
mantiene unidos al cuerpo de Dios a pesar de todos los viajes que este trabajo
nos ha requerido. La Iglesia que nos vio nacer ha sido siempre fuente de
inspiración para cada nuevo trabajo, ejemplo a seguir para todos los pastores
que nos solicitan servicios y sobre todo un hogar al cual Dios nos permite
volver cada semana para traer las coronas, rendir culto y adoración y descansar
del largo camino para poder decir ¡a Él la gloria, bendición a sus hijos!
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Miguel Aldana
