lunes, 24 de enero de 2011

Black Eyed Peas o el gusto de ser old fashion.

Cada vez que pienso en Black eyed peas sonrío.
¡En serio! me encanta su método californiano de comprometerse en lo artístico con varias generaciones simultáneamente, en su hip hop se revelan Ray Charles, Dick Dale, James Brown, Justin Timberlake, etc.
Rock, Soul, Dance, Funk, Surf, todo un collage norteamericano que igual sabe a 60s que a 00s, tan maduros como infantiles los BEP parecen un grupo de cuates que vivirán por siempre.
Estas cosas son aún importantes para uno de mi generación con todo el fin de siglo a cuestas y atropellados por un trepidante cambio de tecnologías al tiempo que aprendimos a dejar de pagar por nuestra música y simplemente empezar a disfrutar de todo lo gratuito de nuestra red, todo lo pirata de nuestro alrededor.
Para mi estos gringuitos representan ese traslado de una época diferente, cuando las canciones se hacían con oficio, amando la obra única e irrepetible, los detalles en la composición, la grabación, y el producto final que muestra silencios, diferencias líricas de una estrofa a otra, bromas en ritmos, en letras, en sampleos... cosas que no se ven todos los días en este tipo de música (no hacen falta ya los detalles en una época de loops, llegó la música concreta que tanto temía Scriabin).
En fin que Black Eyed Peas podría parecer un grupo común de hip hop, pero son tan diferentes unas canciones de otras que hacen voltear a ver si hay un sentido en esto.
Los cuatro miembros de colores, sexos, estilos y edades diferentes se reinventan todo el tiempo.
Si yo fuera libre de prejuicios brincaría y cantaría en la tarde y toda la noche.

Fill up my cup, Mazel tov!
Look at her dancing... Just take it off!
Let´s paint the town, We´ll Shut it down!
Let´s burn the roof, and then we´ll do it again...

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